miércoles, 9 de marzo de 2011

tu chaleco rojo.

Era una casa que no conozco.
Abrí la puerta de una de las piezas y te vi poniéndote el chaleco rojo.
En el patio, mirando las estrellas, me miraste, sonreíste y dijiste: ''el amor es una borrachera que los dos compartimos''.
No entendí mucho, pero supe que era verdad y te abracé como si fuera a verte por última vez (primera).
Caminamos por una playa y llegamos al templo. Dentro, había gente encendiendo velas y hablando en raros idiomas.Yo también los hablaba.
Me dijiste que arriba, en la cima, estaba la puerta de mi destino. Sólo yo podía abrirla; sólo así tu entrarías conmigo.
Al llegar te habías ido y las puertas tenían en sus marcos grabados con versos una frase distinta que decidía futuros.
Ninguna puerta se abrió.
Miré por la única ventana ,enmarcada con un texto al que no presté atención, y desde afuera, muy lejos me lanzaste un beso simpático.
Te quedé mirando mientras corrías hacia el mar desde la reja.
Aquella ventana decía:


''Cuando el corazón te permita ver más allá de lo evidente, vivirás para siempre en el corazón de los que amas''.

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